C/Velazquez 92, Madrid
Esta franquicia, fundada en Bruselas y extendida ya por varios países, resulta ideal para tomar un delicioso desayuno francés. Exquisita bollería, variedad de panes artesanos y sanos platos incluyen la oferta de esta panadería tradicional. Además, una luz tenue adecuada y la suave música clásica de fondo contribuyen a crear un acogedor ambiente, donde se pasa el tiempo sin darte cuenta.
En Le Pain Quotidien utilizan ingredientes ecológicos, y esta filosofía impregna todo el negocio. Desde la comida que sirven (dicen que sus proveedores son agricultores orgánicos), los muebles (de maderas recuperadas), la ropa de los camareros (orgánica), y el papel, por supuesto, reciclado!
El local tiene dos partes: la panadería-despensa y la cafetería. En la panadería se pueden comprar todo tido de panes artesanales, bollería, croissants, hojaldres, pain au chocolat, tartas individuales, brioches... Y disponen de una despensa donde ofrecen otros productos elaborados por ellos mismos, como mermeladas, chocolates, tomates secos y aceite de oliva.
La sala es un amplio espacio decorado en maderas rústicas, donde se ubican varias mesas individuales y una mesa comunal, que recuerda un poco a las cocinas de antes donde discurría gran parte de la vida familiar.
Es perfecto para un largo desayuno de fin de semana o brunch, una comida ligera, y por supueso, merendar. Así, la carta se completa con sopas caseras, ensaladas y la especialidad de la casa, las tartines, una rebanada de pan sobre la que se añaden todo tipo de ingredientes dulces o salados, verdura o frutas frescas.
El local tiene dos partes: la panadería-despensa y la cafetería. En la panadería se pueden comprar todo tido de panes artesanales, bollería, croissants, hojaldres, pain au chocolat, tartas individuales, brioches... Y disponen de una despensa donde ofrecen otros productos elaborados por ellos mismos, como mermeladas, chocolates, tomates secos y aceite de oliva.
La sala es un amplio espacio decorado en maderas rústicas, donde se ubican varias mesas individuales y una mesa comunal, que recuerda un poco a las cocinas de antes donde discurría gran parte de la vida familiar.
Es perfecto para un largo desayuno de fin de semana o brunch, una comida ligera, y por supueso, merendar. Así, la carta se completa con sopas caseras, ensaladas y la especialidad de la casa, las tartines, una rebanada de pan sobre la que se añaden todo tipo de ingredientes dulces o salados, verdura o frutas frescas.
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